UNA MUERTE OLVIDADA
El 26 de abril de 1999 Adrian Borland, cantante, guitarrista y principal compositor del desaparecido grupo británico The Sound, se suicidó arrojándose a las vías de la estación de Wimbledon. Murió en el acto arrollado por un tren. Tenia 41 años y se encontraba en medio de la grabación de su último disco.
Esa fue la versión de la prensa británica y probablemente la verdad, pero según su familia y amigos aquello no fue un verdadero suicidio. Adrian, únicamente fue víctima de su propia enfermedad mental: el trastorno esquizoafectivo.
Para los que, como yo, vivieron intensamente los ochenta y disfrutaron con la música que nos trajo el movimiento punk y la posterior marea de fecunda creatividad musical llamada new wave, los nombres The Sound y Adrian Borland, su líder, no serán del todo desconocidos. Estas líneas sólo pretenden ser un pequeño y humilde homenaje, reivindicativo y tardío, que sería mejor entendido si el lector pudiera escuchar, mientras las lee, alguna de sus canciones. Quieren servir, además, de nota informativa para todos aquellos que disfrutaron con su música. Es muy probable que muchos de ellos no se hayan enterado, todavía, de su muerte. El que suscribe tuvo conocimiento de la misma de forma casual, pocos días después de ocurrida, cuando buscaba en Internet discografía e información sobre el grupo.
EL DESPERTAR: The Outsiders.
Adrian inició su carrera musical en 1976 formando un grupo punk, junto a su compañero de colegio Adrian Janes, llamado Syndrome, nombre que un año después cambiarían por The Outsiders. Su primer concierto tuvo lugar en la sala Roxy de Londres como teloneros de los míticos Generation X (el grupo de Billy Idol cuya canción “Dancing with myself” se convirtió en todo un himno para muchos jóvenes de aquella época). Mientras interpretaban una canción de su admirado Iggy Pop, en pleno concierto, ante la sorpresa del grupo, el propio Iggy subió de repente al escenario y cantó con ellos. Esos momentos quedarían para siempre grabados en la memoria de Adrian.
The Outsiders grabaron dos discos financiados con el dinero de los padres de Adrian, "Calling on Youth" (1977) y "Close Up" (1978). "Calling on Youth" pasaría a la historia como el primer disco de punk británico producido íntegramente con dinero de la propia banda.
EL RECONOCIMIENTO DE LA CRÍTICA: The Sound.
En 1979, tras varios cambios en su formación, la banda cambió también de nombre, adoptando definitivamente el de The Sound, hasta su desintegración en 1987. El estilo punk de The Outsiders evolucionó hacia una onda más sosegada y tenebrosa. Algún crítico musical ha dicho que The Sound representan el eslabón perdido entre Joy Division y Echo and the Bunnymen, dos de los símbolos máximos del género.
A lo largo de los ocho años de vida del grupo, grabaron siete discos. “Jeopardy” fue el primero, pero el que realmente les dio a conocer, otorgándoles el reconocimiento de la crítica especializada y un éxito relativo y no demasiado duradero fue el segundo, “From the Lion´s Mouth”, que grabaron para el sello Korova (donde también empezaron Echo and the Bunnymen). Ese fue también el primer L.P. de The Sound que cayó en mis manos. La primera vez que lo escuché tuve la sensación de estar oyendo la voz de Jim Morrison (ahora reconozco que no se parecían en nada, pero entonces esa fue mi impresión) envuelta por una instrumentación que creaba una atmósfera todavía más envolvente y cañera que la de los propios Doors.
El éxito de crítica obtenido por “From the Lion´s Mouth” hizo que la discográfica presionara a los integrantes del grupo para que su siguiente disco fuese más comercial y, así, obtener también un éxito en las ventas. Ante estas presiones, en el tercer disco “All fall down”, premeditadamente, sacaron toda su vena experimental y anticomercial. Es un disco extraño cuya consecuencia principal fue el fin del contrato con Korova.
De los discos siguientes grabados para Statik, quizá el más destacado fue “Heads and Hearts”, que contiene dos de las más hermosas y emocionantes canciones de amor que nunca he escuchado: “Total Recall” y “Love is not a Ghost”.
Fue también en aquella época cuando empezaron los problemas de salud de Adrian. Comenzó a beber para aguantar la presión del trabajo, de las giras constantes que comenzaron a hacer por Holanda, Alemania y España. Pero no fue hasta pasados unos años, poco antes de la desintegración del grupo, cuando comenzaron a presentarse los síntomas del trastorno esquizoafectivo, la enfermedad que le arrastraría inexorablemente hacia la muerte.
Las canciones de Adrian eran (y son) auténticos poemas con un alto contenido existencialista, estaban llenas de palabras oscuras emitidas por un ser atormentado con una sensibilidad extraordinaria; tenían un fuerte componente literario, eran complejas, intensas y elaboradas, en algunos casos crípticas hasta lo inextricable. Bastan como ejemplo algunos de sus títulos: "Sense of Purpose”, “Silent Air”, “New Dark Age”, “Brittle Heaven”, “Restless Time”, “Beautiful Ammunition”, “Golden Soldiers” o “Iron Years”.
El exceso de matices literarios en las letras y la tendencia experimentadora de su música, no coincidía demasiado con las exigencias del mercado. Por eso los momentos de gloria de The Sound no duraron demasiado y el grupo se disolvió en el año 87.
LA CARRERA EN SOLITARIO
Adrian se culpaba a si mismo y a su enfermedad de la separación. Pero su creatividad era imparable y decidió emprender una andadura en solitario para no verse desbordado por ella. Una andadura prolífica pero sin ningún éxito comercial. Adrian no tenía madera ni imagen de pop-star, ni probablemente pretendía serlo. Tampoco doblegaba sus proyectos ante los intereses comerciales, como se demostró con la grabación de “All Fall Down”. Trabajaba con discográficas independientes y en algunos casos financiando sus proyectos con dinero paterno o con el suyo propio. Sus conciertos tenían lugar en salas alternativas de Holanda y Alemania principalmente. En éste último país, donde The Sound también habían dejado un magnífico recuerdo, su carrera tuvo una muy buena acogida. Allí conoció a uno de los mejores amigos y colaboradores que tuvo en los últimos tiempos, Carlo van Putten, cantante de The Convent y propietario de Red Sun Records, una pequeña discográfica independiente.
Hasta su muerte, Adrian grabó seis discos más (dos de ellos con una banda llamada The Citizens), incluido el que estaba teminando cuando murió. En ellos la música comenzó a ser menos cruda, más alegre que la de The Sound en algunos casos y, también, mucho más melancólica en otros. A pesar de que Adrian ya estaba bastante tocado por el trastorno esquizoafectivo, los años de experiencia influyeron definitivamente en la evolución de esas grabaciones que se tornaron más elaboradas, más cuidadas, sin perder su especial toque de distinción, ni traicionar sus principios creativos. El último disco editado en vida, titulado “5:00 A.M.”, sorprende por su fuerza, posee una vitalidad y una brillantez que recuerda, por momentos, lo mejor de The Sound.
UN PERSONAJE MUY INQUIETO
Su actividad artística y creadora no se limitó a esos dos proyectos principales. Durante la vida de The Sound montó, con uno de sus miembros, un grupo paralelo de tecno experimental llamado Second Layer. Más tarde otro, como guitarrista bajo el seudónimo de Joachim Pimento, con el exótico nombre de The Honolulu Mountain Daffodils. Fue productor, también, de varios grupos independientes como Dole, Into Paradise y The Prudes, entre otros. Una de sus últimas aventuras la llevó a cabo como productor y co-autor junto a su amigo Carlo van Putten. Esta colaboración, bautizada con el nombre de White Rose Transmission, dio como resultado la grabación de tres discos magníficos, aunque Adrian murió antes de poder ver editado el segundo de ellos, “700 Miles of Desert”. Es lamentable, pero así como todos los títulos de The Sound aparecieron en su momento en España, los de Adrian en solitario nunca vieron la luz aquí.
ARMONÍA Y DESTRUCCIÓN (EL VIAJE INACABADO)
El dichoso trastorno esquizoafectivo sumía a Adrian en temporadas de intensa depresión, durante las cuales también oía voces. En más de una ocasión intentó quitarse la vida. En una de ellas, incluso, tuvo que ser ingresado en un sanatorio psiquiátrico, un desagradable trago que, según contaba después el propio Adrian, no estaba dispuesto a volver a pasar. Según su madre, Win Borland, los días anteriores a su muerte sufrió un brote muy agudo. Si bien, habitualmente, no era un enfermo demasiado difícil y estaba arropado por sus padres, con los que vivía, esa última vez se negó a tomar la fuerte medicación que tenía prescrita para esas crisis. Le atontaba en exceso, decía él, y quería terminar su disco con las ideas totalmente claras. Pero, aunque la grabación estaba muy avanzada, no pudo verlo acabado: la enfermedad y el miedo atroz a ser ingresado de nuevo, terminaron antes con su vida. La discográfica de Carlo van Putten decidió publicarlo, concluyendo el proyecto gracias a la ayuda de los músicos que intervenían en él. Su título: “Harmony and Destruction (The Unfinished Journey)”.
En una de las ultimas entrevistas concedidas en 1998 a la revista Limit, el periodista le preguntó cuantas canciones había escrito. La respuesta de Adrian fue: "¿En toda mi vida? Aproximadamente unas trescientas. Para The Sound alrededor de cien. Ahora tengo algunas rondándome en la cabeza... De todas formas el número es lo de menos, lo más importante es: ¿cuantas de ellas serán recordadas?”
Ese afán de permanecer en la memoria es inherente a los grandes espíritus creadores. No te preocupes demasiado, Adrian, algunos de nosotros no olvidaremos nunca muchas de esas espléndidas canciones,
Discografía:
The Sound
• Jeopardy (1980)
• From the Lion´s Mouth (1981)
• All Fall Down (1982)
• Shock of Daylight (1984)
• Heads and Hearts (1985)
• In the Hothouse- Live (1985)
• Thunder Up (1987)
Adrian Borland
• Alexandria (1989)
• Brittle Heaven (1992)
• Beautiful Ammunition (1994)
• Cinematic (1995)
• 5: A.M. (1996)
• Harmony and Destruction (The Unfinished Journey) (2002)
Más información sobre Adrian Borland y The Sound (en inglés):
http://www.brittleheaven.com/
Se pueden adquirir sus discos en:
http://www.redsunrecords.com/
Este artículo fue publicado originalmente en la desaparecida revista en papel RRABIA y su autor es Alejandro Pérez-Prat (editor de este blog). Si quieres utilizar este texto puedes hacerlo siempre que menciones a su autor y pongas un enlace a este blog.
Esa fue la versión de la prensa británica y probablemente la verdad, pero según su familia y amigos aquello no fue un verdadero suicidio. Adrian, únicamente fue víctima de su propia enfermedad mental: el trastorno esquizoafectivo.
Para los que, como yo, vivieron intensamente los ochenta y disfrutaron con la música que nos trajo el movimiento punk y la posterior marea de fecunda creatividad musical llamada new wave, los nombres The Sound y Adrian Borland, su líder, no serán del todo desconocidos. Estas líneas sólo pretenden ser un pequeño y humilde homenaje, reivindicativo y tardío, que sería mejor entendido si el lector pudiera escuchar, mientras las lee, alguna de sus canciones. Quieren servir, además, de nota informativa para todos aquellos que disfrutaron con su música. Es muy probable que muchos de ellos no se hayan enterado, todavía, de su muerte. El que suscribe tuvo conocimiento de la misma de forma casual, pocos días después de ocurrida, cuando buscaba en Internet discografía e información sobre el grupo.
EL DESPERTAR: The Outsiders.
Adrian inició su carrera musical en 1976 formando un grupo punk, junto a su compañero de colegio Adrian Janes, llamado Syndrome, nombre que un año después cambiarían por The Outsiders. Su primer concierto tuvo lugar en la sala Roxy de Londres como teloneros de los míticos Generation X (el grupo de Billy Idol cuya canción “Dancing with myself” se convirtió en todo un himno para muchos jóvenes de aquella época). Mientras interpretaban una canción de su admirado Iggy Pop, en pleno concierto, ante la sorpresa del grupo, el propio Iggy subió de repente al escenario y cantó con ellos. Esos momentos quedarían para siempre grabados en la memoria de Adrian.
The Outsiders grabaron dos discos financiados con el dinero de los padres de Adrian, "Calling on Youth" (1977) y "Close Up" (1978). "Calling on Youth" pasaría a la historia como el primer disco de punk británico producido íntegramente con dinero de la propia banda.
EL RECONOCIMIENTO DE LA CRÍTICA: The Sound.
En 1979, tras varios cambios en su formación, la banda cambió también de nombre, adoptando definitivamente el de The Sound, hasta su desintegración en 1987. El estilo punk de The Outsiders evolucionó hacia una onda más sosegada y tenebrosa. Algún crítico musical ha dicho que The Sound representan el eslabón perdido entre Joy Division y Echo and the Bunnymen, dos de los símbolos máximos del género.
A lo largo de los ocho años de vida del grupo, grabaron siete discos. “Jeopardy” fue el primero, pero el que realmente les dio a conocer, otorgándoles el reconocimiento de la crítica especializada y un éxito relativo y no demasiado duradero fue el segundo, “From the Lion´s Mouth”, que grabaron para el sello Korova (donde también empezaron Echo and the Bunnymen). Ese fue también el primer L.P. de The Sound que cayó en mis manos. La primera vez que lo escuché tuve la sensación de estar oyendo la voz de Jim Morrison (ahora reconozco que no se parecían en nada, pero entonces esa fue mi impresión) envuelta por una instrumentación que creaba una atmósfera todavía más envolvente y cañera que la de los propios Doors.
El éxito de crítica obtenido por “From the Lion´s Mouth” hizo que la discográfica presionara a los integrantes del grupo para que su siguiente disco fuese más comercial y, así, obtener también un éxito en las ventas. Ante estas presiones, en el tercer disco “All fall down”, premeditadamente, sacaron toda su vena experimental y anticomercial. Es un disco extraño cuya consecuencia principal fue el fin del contrato con Korova.
De los discos siguientes grabados para Statik, quizá el más destacado fue “Heads and Hearts”, que contiene dos de las más hermosas y emocionantes canciones de amor que nunca he escuchado: “Total Recall” y “Love is not a Ghost”.
Fue también en aquella época cuando empezaron los problemas de salud de Adrian. Comenzó a beber para aguantar la presión del trabajo, de las giras constantes que comenzaron a hacer por Holanda, Alemania y España. Pero no fue hasta pasados unos años, poco antes de la desintegración del grupo, cuando comenzaron a presentarse los síntomas del trastorno esquizoafectivo, la enfermedad que le arrastraría inexorablemente hacia la muerte.
Las canciones de Adrian eran (y son) auténticos poemas con un alto contenido existencialista, estaban llenas de palabras oscuras emitidas por un ser atormentado con una sensibilidad extraordinaria; tenían un fuerte componente literario, eran complejas, intensas y elaboradas, en algunos casos crípticas hasta lo inextricable. Bastan como ejemplo algunos de sus títulos: "Sense of Purpose”, “Silent Air”, “New Dark Age”, “Brittle Heaven”, “Restless Time”, “Beautiful Ammunition”, “Golden Soldiers” o “Iron Years”.
El exceso de matices literarios en las letras y la tendencia experimentadora de su música, no coincidía demasiado con las exigencias del mercado. Por eso los momentos de gloria de The Sound no duraron demasiado y el grupo se disolvió en el año 87.
LA CARRERA EN SOLITARIO
Adrian se culpaba a si mismo y a su enfermedad de la separación. Pero su creatividad era imparable y decidió emprender una andadura en solitario para no verse desbordado por ella. Una andadura prolífica pero sin ningún éxito comercial. Adrian no tenía madera ni imagen de pop-star, ni probablemente pretendía serlo. Tampoco doblegaba sus proyectos ante los intereses comerciales, como se demostró con la grabación de “All Fall Down”. Trabajaba con discográficas independientes y en algunos casos financiando sus proyectos con dinero paterno o con el suyo propio. Sus conciertos tenían lugar en salas alternativas de Holanda y Alemania principalmente. En éste último país, donde The Sound también habían dejado un magnífico recuerdo, su carrera tuvo una muy buena acogida. Allí conoció a uno de los mejores amigos y colaboradores que tuvo en los últimos tiempos, Carlo van Putten, cantante de The Convent y propietario de Red Sun Records, una pequeña discográfica independiente.
Hasta su muerte, Adrian grabó seis discos más (dos de ellos con una banda llamada The Citizens), incluido el que estaba teminando cuando murió. En ellos la música comenzó a ser menos cruda, más alegre que la de The Sound en algunos casos y, también, mucho más melancólica en otros. A pesar de que Adrian ya estaba bastante tocado por el trastorno esquizoafectivo, los años de experiencia influyeron definitivamente en la evolución de esas grabaciones que se tornaron más elaboradas, más cuidadas, sin perder su especial toque de distinción, ni traicionar sus principios creativos. El último disco editado en vida, titulado “5:00 A.M.”, sorprende por su fuerza, posee una vitalidad y una brillantez que recuerda, por momentos, lo mejor de The Sound.
UN PERSONAJE MUY INQUIETO
Su actividad artística y creadora no se limitó a esos dos proyectos principales. Durante la vida de The Sound montó, con uno de sus miembros, un grupo paralelo de tecno experimental llamado Second Layer. Más tarde otro, como guitarrista bajo el seudónimo de Joachim Pimento, con el exótico nombre de The Honolulu Mountain Daffodils. Fue productor, también, de varios grupos independientes como Dole, Into Paradise y The Prudes, entre otros. Una de sus últimas aventuras la llevó a cabo como productor y co-autor junto a su amigo Carlo van Putten. Esta colaboración, bautizada con el nombre de White Rose Transmission, dio como resultado la grabación de tres discos magníficos, aunque Adrian murió antes de poder ver editado el segundo de ellos, “700 Miles of Desert”. Es lamentable, pero así como todos los títulos de The Sound aparecieron en su momento en España, los de Adrian en solitario nunca vieron la luz aquí.
ARMONÍA Y DESTRUCCIÓN (EL VIAJE INACABADO)
El dichoso trastorno esquizoafectivo sumía a Adrian en temporadas de intensa depresión, durante las cuales también oía voces. En más de una ocasión intentó quitarse la vida. En una de ellas, incluso, tuvo que ser ingresado en un sanatorio psiquiátrico, un desagradable trago que, según contaba después el propio Adrian, no estaba dispuesto a volver a pasar. Según su madre, Win Borland, los días anteriores a su muerte sufrió un brote muy agudo. Si bien, habitualmente, no era un enfermo demasiado difícil y estaba arropado por sus padres, con los que vivía, esa última vez se negó a tomar la fuerte medicación que tenía prescrita para esas crisis. Le atontaba en exceso, decía él, y quería terminar su disco con las ideas totalmente claras. Pero, aunque la grabación estaba muy avanzada, no pudo verlo acabado: la enfermedad y el miedo atroz a ser ingresado de nuevo, terminaron antes con su vida. La discográfica de Carlo van Putten decidió publicarlo, concluyendo el proyecto gracias a la ayuda de los músicos que intervenían en él. Su título: “Harmony and Destruction (The Unfinished Journey)”.
En una de las ultimas entrevistas concedidas en 1998 a la revista Limit, el periodista le preguntó cuantas canciones había escrito. La respuesta de Adrian fue: "¿En toda mi vida? Aproximadamente unas trescientas. Para The Sound alrededor de cien. Ahora tengo algunas rondándome en la cabeza... De todas formas el número es lo de menos, lo más importante es: ¿cuantas de ellas serán recordadas?”
Ese afán de permanecer en la memoria es inherente a los grandes espíritus creadores. No te preocupes demasiado, Adrian, algunos de nosotros no olvidaremos nunca muchas de esas espléndidas canciones,
Discografía:
The Sound
• Jeopardy (1980)
• From the Lion´s Mouth (1981)
• All Fall Down (1982)
• Shock of Daylight (1984)
• Heads and Hearts (1985)
• In the Hothouse- Live (1985)
• Thunder Up (1987)
Adrian Borland
• Alexandria (1989)
• Brittle Heaven (1992)
• Beautiful Ammunition (1994)
• Cinematic (1995)
• 5: A.M. (1996)
• Harmony and Destruction (The Unfinished Journey) (2002)
Más información sobre Adrian Borland y The Sound (en inglés):
http://www.brittleheaven.com/
Se pueden adquirir sus discos en:
http://www.redsunrecords.com/
Este artículo fue publicado originalmente en la desaparecida revista en papel RRABIA y su autor es Alejandro Pérez-Prat (editor de este blog). Si quieres utilizar este texto puedes hacerlo siempre que menciones a su autor y pongas un enlace a este blog.
Joder qué putada. Me acabo de enterar ahora que, precisamente estaba buscando como loco el directo de The sound que tuve en vinilo pero que alguien nunca me devolvió.
ResponderEliminarEn fin...
Si, era muy bueno ese LP.
ResponderEliminarEstuve el 10 de diciembre de 1982 en aquel concierto de The Sound: Maravilloso y tenebroso. Es cierto, sus canciones marcaron una época. No me había enterado de su muerte hasta ayer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué grandes momentos de tristeza intensa. Qué buena cassette de 90 minutos grabada por las dos caras con doble en directo. Me lo grabo un compañero irani en 2o de BUP.... Me compré después todos los Lps y os sigo escuchando de cuando en cuando. Gracias
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